“El Código
Enigma” toma lugar en Inglaterra en los años 40’s cuando Alemania surge como
una potencia mundial, tras invadir varios países europeos al mandato de Adolf
Hitler. El ejército inglés teme ser invadido por las tropas alemanas y es en
ese momento cuando logra juntar a un grupo de matemáticos y lingüistas para con
el ‘imposible’ trabajo de descifrar el código con el cual los alemanes coordinaban
sus ataques aéreos y submarinos. Alan Turing (Benedict Cumberbatch) es
contratado junto con otras cinco personas, y es ahí cuando surge el héroe de
guerra que no salió al campo de batalla, pero sí dio pelea desde un escritorio,
a puerta cerrada como parte de una misión secreta del gobierno británico, lo
que llevó a la victoria de los Aliados.
Después de
un largo tiempo tratando de descifrar los códigos de manera manual, Turing
logra inventar una máquina llamada Cristopher en honor a su amigo y amor
secreto de la infancia, la cual fue capaz de descifrar miles de tácticas y
coordenadas por parte de los alemanes y logró evitar la muerte de millones de
personas. Pese a su contribución en la Segunda Guerra Mundial, cuya creación es
denominada hoy en día como la computadora moderna, todo pasó a segundo plano
tras el descubrimiento de su homosexualidad.
El filme toma
en cuenta varios valores importantes entre ellos la tolerancia y la equidad, se
puede ver claramente a través de los personajes de Cumberbatch y Keira
Knightley quien interpreta el papel de Joan Clarke, una joven mujer que ayudó a
Turing en descifrar el código Enigma. A lo largo de la cinta podemos apreciar el
respeto de las diferencias en el caso de Alan Turing por ser homosexual y el
fomento a la equidad a través de Joan con el movimiento femenino en la búsqueda
de la igualdad de género en un mundo dictaminado por los hombres.
Entretenida
y bien hecha, “El Código Enigma” es una película que retrata muy bien una
Inglaterra desolada y desesperada por la guerra. Una firme y buena
interpretación de Benedict Cumberbatch quien logra proyectar en la pantalla
grande una actuación brillante y emocionalmente compleja hace de esta historia una
digna de ser narrada. Otro aspecto sobresaliente es el muy buen guión de Graham
Moore, el cual consigue moldear un thriller soberbio y un biopic digno de un
héroe real de la Segunda Guerra Mundial.