“La política es más
peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez”.
– Winston Churchill
A lo largo de la
filmografía de Steven Spielberg, hemos podido notar el gusto y fascinación que
el cineasta norteamericano tiene con la historia. Lo cual es halagador para
nosotros como público, ya que nos ha deleitado con filmes que tienen lugar en
épocas que han marcado la historia, tales como “Salvando al Soldado Ryan”, “La
Lista de Schindler” y la más reciente “Lincoln”. Spielberg es reconocido
mundialmente por crear y ambientar los mundos de sus películas de una manera sublime,
sobretodo en sus cintas que transcurren en La Segunda Guerra Mundial. Esta vez
tendría la tarea de transportarnos a la década de los 60, la “Guerra Fría” entre los Estados Unidos y
la Unión Soviética.
“Puente de Espías”,
narra la historia verídica del abogado de seguros, James B. Donovan,
interpretado por Tom Hanks. Quien pertenece a una respetosa firma de abogados
de los Estados Unidos, y le he es otorgado el caso de un presunto espía
soviético, Rudolf Abel, interpretado por el inglés Mark Rylance. Al principio
todo parece ser que es factible que lo condenen a la silla eléctrica por el
simple hecho de pertenecer a la Unión Soviética en plena guerra con ellos.
Empero, el abogado Donovan desea cumplir su trabajo de la mejor manera,
defendiendo a su cliente sin importar que sea considerado enemigo de la nación.
Spielberg nos proyecta un país norteamericano que disimula tener la ventaja en
la guerra tomando en cuenta todo su arsenal de armas, pero en realidad vemos a
una sociedad aterrorizada, donde incluso
en la escuela lo único de lo que hablan es de la guerra. A partir de ese miedo
que se apodera de la nación americana, James B. Donovan tiene la arriesgada
tarea de ir contra la corriente, y luchar por que se le respeten los derechos a
su cliente quien parece estar siempre tranquilo a pesar de que todo un país lo
odie y lo quiera ver muerto.
La película toma
vuelo cuando un avión de espionaje norteamericano es derribado por la Unión
Soviética, y el piloto Gary Powers, es tomado preso por los soviéticos.
Mientras que en la Alemania comunista de igual manera aprehenden a un joven
estudiante norteamericano que estudiaba
economía en Berlín. El gobierno estadounidense decide mandar al abogado Donovan
a Berlín para negociar un intercambio con los soviéticos y los alemanes
comunistas. El personaje de Tom Hanks, evita que su cliente sea condenado a la
silla eléctrica pero eso causa una revuelta enorme en su país, ya que lo
empezaron a considerar un traidor a la patria al defender al enemigo. Para
limpiar su nombre, Donovan acepta la arriesgada misión de traer de vuelta a los
dos hombres americanos en cambio de su cliente, el espía soviético.
En aspectos técnicos
la película cumple bastante bien, desde el diseño de producción, los
vestuarios, la arquitectura de los edificios de esa época quedan muy bien
recalcadas. La fotografía, de parte de su viejo amigo Janusz Kaminski, quién ha
trabajado prácticamente en todas las películas de Spielberg como director de
fotografía, está vez no nos queda a deber ya que nos presenta unos planos muy
elegantes con unas composiciones muy acorde a lo que hemos visto en su
portafolio de películas. La cinta utiliza una paleta de colores muy fríos,
sobretodo en la cárcel y en Berlín. Y la música del compositor Thomas Newman no
se podía quedar atrás, con un score orquestal que estamos acostumbrados a
escuchar en las cintas de Spielberg.
Está más que claro
que muchas veces el cine es una herramienta muy útil para dar un discurso al
público sobre algún tema que concierna a la sociedad. Si bien apreciamos que
este filme caracteriza muy bien un Berlín y un E.U. de los 60, no es más que un
discurso sutilmente disfrazado. La cinta carga escenas donde vemos las inhumanas
y crueles condiciones con las que los soviéticos y los alemanes comunistas
trataban a los prisioneros americanos, frente al buen trato que recibió Rudolf
Abel en los Estados Unidos. “Puente de Espías”, es un puente muy largo para que
esto quede más que claro. Pese a que fue escrita por los maestros de los
hermanos Coen, el filme carece de intriga y de emocionalidad, vemos muchas
veces diálogos repetitivos y vacíos entre los personajes. Como que al principio
pinta para ser una cinta más intrigante, pero su desarrollo de la misma es muy
lento lo que hace la película un poco paulatina. La verdad esperaba mucho más
del filme, pero no cabe duda que Spielberg cumple su prometido. Logra
restregarnos en la cara lo bueno que fue E.U. respecto al trato de los espías, pintando
nuevamente lo malo y crueles que fueron los soviéticos y los comunistas
alemanes, un discurso bien envuelto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario