sábado, 21 de mayo de 2016

La Bruja: "Bella y pertubadora"

Hoy en día, aquellas personas que van al cine a ver una película de horror o terror, que para muchos ambos géneros son sinónimos, están mal acostumbrados a que las cintas de dichos géneros se mantengan con la línea narrativa recurrente del asesino psicótico ("Viernes 13", "Halloween"), el muñeco que es poseído por el chamuco ("Annabelle", "Chucky") o la familia que se muda a una casa embrujada ("El Conjuro", "Actividad Paranormal"). 

Primero que nada, cabe mencionar que el género de terror es en varios aspectos muy diferente al género de horror. Entrando en la categoría de terror, películas traten un miedo extremo ante determinada situación o suceso, dicho miedo suele ser real y nada sobrenatural. En su contraparte, los filmes de horror abordan en sus historias la presencia de elementos que no tienen explicación racional, y en algunos casos el mismo horror no está relacionado con el miedo.

Dejando a un lado este corto breviario, el cineasta Robert Eggers dio de qué hablar a los críticos de los distintos festivales de cine, después de proyectar en la pantalla grande su ópera prima, “La Bruja”, una cinta de horror muy bien lograda. El filme toma lugar en Nueva Inglaterra en el año 1630, y narra la historia de una familia de puritanos que vive en total aislamiento de la comunidad después de haber sido excomulgados de su iglesia. El matrimonio colono cristiano y sus cinco hijos viven los límites de un bosque en el cual yace un mal sobrenatural.

El horror nace recién empezando la cinta, cuando Thomasin (Anya Taylor-Joy), la hermana mayor, pierde de vista a su hermano Samuel, quien desaparece sin dejar rastro alguno. Tras este lamentable suceso, las vértebras de la familia empiezan a quebrarse. La chica será víctima de un trato acosador de su madre, la burla de sus hermanos pequeños y la familia empezará a sospechar que han sido maldecidos de brujería que creen firmemente que es debido a que han pecado y desobedecido los mandamientos dictaminados por su dios religioso. Es así que surge la tensión la cual nos mantiene al filo de la butaca durante los noventa minutos de la película.

Eggers hace un excelente trabajo en moldear una cinta que logra conjuntar lo mejor de las partes que componen a un trabajo cinematográfico. Comenzando con un diseño de producción que nos mantiene inmersos en la historia, creando una sensación de misterio e inquietud desde el bosque hasta el corral de cabras. La fotografía logra capturar esa visión que pretendía alcanzar el director, dando una noción de abandono y aislamiento en un lugar donde yace maldad. La sonorización de la cinta es impecable, con un diseño sonoro que con los mismos silencios te evocan miedo y suspenso. Y la banda sonora, que al escuchar esas frías y desconcertantes cuerdas sin duda alguna llegan a retumbar tu interior.

“La Bruja” es un filme de horror muy bien realizado, que tiene la capacidad de ser bella y a la vez perturbadora, al lograr crear esa sensación de temor en el espectador en objetos mundanos o animales que no suelen imponer nada de miedo. Robert Eggers intensifica los escalofríos con aspectos que muchas veces son fundamentales en el desarrollo de una película, y en reiteradas ocasiones cintas del género las olvidan por completo.



Es un filme de horror el cual se eleva por encima del género, y es tan espeluznante que te hará helar la sangre.



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