lunes, 9 de septiembre de 2013

"El Heredero de Dohlien"

Hace ya mucho tiempo, en  las tierras de Dohlien gobernaban dos razas, los elfos y los magos. En las tierras de Dohlien  habitaban cualquier clase de criaturas y monstruos. Los hechiceros eran muy poderosos, no siempre eran amigables, en las tierras de Norgoth habitaba el mago obscuro, Galorix. Los magos no seguían ordenes de nadie, Galorix tenía dos hermanos, Scamander el mayor, mago de hielo y Arshak el menor mago de la sabiduría. Siglos atrás, Galorix traicionó a sus hermanos, para obtener el control de Norgoth eso ocasionó una gran batalla por el reinado de la tierra, Galorix ganó la batalla y los otros dos hermanos huyeron de Norgoth. Scamander huyó a los bosques del Éste. De Arshak  hubo varios rumores de su desaparición, pero ninguna cierta. Hubo rumores que Galorix lo había asesinado, pero en realidad nadie supo de él. Varios siglos después de la batalla, Dohlien se dividió en tres reinos, elfos, enanos y surgió una nueva raza, la de los hombres. El rey de las montañas del norte, el rey Bohr, era el rey de los enanos. En los bosques verdes de Gorlim gobernaba el rey Galathil, rey de los elfos. Y  por último en las tierras de Benduril el rey Aldor, rey de los hombres. Aldor resurgió la raza del hombre,  siempre traía puesto un casco de caballero, según decían porque tenía el rostro destrozado después de la batalla de Benduril, pero nadie sabía la verdad. Tenía un hijo llamado Alatar, heredero al trono. El rey era muy sabio pero el problema que tenía era un vicio o más bien una enfermedad con el poder, ese vicio también se lo pasó a su hijo, pero además de siempre querer más, Alatar era muy egoísta y convenenciero, aunque era el hijo del rey, a nadie en el reino le caía bien.
Cada rey de Dohlien tenía su propio reino, su propio castillo y su propia riqueza, excepto el reino de los hombres. Los enanos tenían minas llenas de oro y plata, los elfos tenían el mejor acero de Dohlien para forjar espadas y además eran inmortales. Aldor no podía soportar que los demás tuvieran más que él y sobretodo siempre quería que su hijo tuviera todo para que siempre estuviera feliz, entonces empezó a robar riquezas de los otros reinos para así hacer feliz a Alatar y demostrar que la raza de los hombres era la más fuerte y poderosa de todo Dohlien.
A pesar de que era todavía un niño, Alatar ahora que tenía tanta riqueza no se conformaba con nada, entonces le pidió a su padre que ya no quería riquezas ahora quería un reino completo. Aldor no podía decirle que no a su hijo, entonces tenía que formar un ejército lo bastante grande y fuerte para invadir a un reino. El rey fue a Norgoth, fue con Galorix para proponerle un trato que no podía rechazar, si lo ayudaba a formar el ejército le daría gran parte de las riqueza del reino. Galorix aceptó el trato y formaron el ejército más grande de todo Dohlien  Y así fue como empezó la invasión de Galorix, primero fue el reino de los enanos en las montañas, el rey Bohr no pudo resistir al enorme ejército de Aldor y Galorix.  Después fueron invadidos los elfos, aunque tuvieran las mejores espadas de Dunedain no pudieron vencer a los brujos. Al tener bajo su poder los  tres reinos, Aldor era el más poderoso de todo Dohlien,  Galorix trató de manipular su mente, el rey no cedió, provocando que el brujo lo traicionara. Ahora todos los reinos estaban bajo el poder de Galorix.
Los enanos fueron desterrados de sus minas y montañas y huyeron hacia las viejas ruinas de Ázuldur. Los elfos huyeron del bosque de Gorlim y fueron hacia las colinas de Gunbad. Alatar era el encargado de la raza de los hombres pero como a todos les caía mal, no confiaban en él y no le hicieron caso, dejándolo solo. El heredero de Benduril huyó al único lugar donde los magos no podían llegar,  las montañas de Fenebor, donde habitaban los gigantes de piedra.
Los gigantes eran las criaturas más sabias de Dohlien después de los magos. Alatar estaba atónito, no sabía que iba hacer, no sabía pelear ni cuidarse por sí mismo. Se sentía solo y con mucho frío, se dio cuenta que el poder y la riqueza no lo era todo, lo único que le quedaba hacer era esconderse de la magia negra de Galorix. Se escondió en una pequeña cueva para calentarse, se acostó y de repente escucho un ruido como un crujido, se levantó y se dio cuenta que estaba encima de un gigante. Salió corriendo de la cueva, el gigante lo persiguió hasta que lo atrapó.

“¿Qué clase de criatura eres?”, preguntó el gigante.

“Hombre, soy un hombre”, respondió Alatar asustado.

“No conozco a la criatura “hombre”, pero al menos no pareces un brujo”, dijo el gigante.

El gigante soltó al niño, le preguntó que hacía por ahí, Alatar le dijo que su reino fue invadido por los brujos y Galorix traicionó a su padre.

“¿Qué vas hacer ahora niño?”, preguntó el gigante.

“No puedo hacer nada, solo esconderme”, respondió Alatar.

“¿Nada, eres el heredero al trono y no vas hacer nada?, creo que tu padre estaría muy decepcionado de ti muchacho”, le dijo el gigante.

“¿Qué puedo hacer, si en todos lados hay hechiceros?, pregunto Alatar.
“Busca a Scamanader en el bosque del Este, él sabrá que hacer, confío en ti muchacho, sé que puedes salvar a Dohlien como el gran rey de Benduril lo hizo hace tiempo”, le dijo el gigante.

Alatar bajó la montaña y fue en busca del mago Scamander. El bosque del Este estaba al otro lado de Dohlien  pasando las colinas de Gunbad. Caminó un largo tramo, después paró y se puso a descansar un poco, se acostó e hizo una fogata para el frío. Alatar se durmió y de repente escuchó una voz en su cabeza:

“Las raíces no se ven,
Y es más alta que un árbol.
Arriba y arriba sube,
Y sin embargo no crece”.

Despertó de inmediato, pensó que la voz que había escuchado había sido de un sueño, después de bajar toda la montaña escuchó la misma voz de nuevo. De pronto escuchó un ruido fuerte proveniente de la montaña, era una avalancha. Corrió lo más rápido que pudo para que la avalancha no le cayera encima, se metió en una pequeña grieta que encontró y así la avalancha no le cayó encima. Terminó la avalancha y siguió caminando, ya estaba muy cerca de las colinas de Gunbad.
Caminó por un largo tramo y a lo lejos vio unas ruinas, al parecer abandonadas. Entró a las ruinas, eran muy grandes, estaban iluminadas con varias antorchas. De pronto escuchó la voz otra vez:

“No puedes verla ni sentirla
Y ocupa todos los huecos;
No puedes olerla ni oírla
Está detrás de los astros,
Y está al pie de las colinas,
Llega primero y se queda;
Mata risas y acaba vidas”.

De repente se apagaron las antorchas, Alatar se quedó en la obscuridad, sintió miedo y empezó a escuchar ruidos por todas partes ya que no veía nada por lo obscuro que estaba. De pronto se encendieron las antorchas y aparecieron varios enanos, lo ataron y le taparon sus ojos. Lo llevaron con su líder, lo aventaron hacia el suelo y luego le destaparon los ojos, enfrente de Alatar estaba el gran rey de los enanos, el rey Bohr.
“¿Qué haces rondando por aquí hijo de Aldor?, ¿qué no sabes que esta es nuestra tierra?, ya que tu padre nos traicionó y nos desterró de nuestras montañas”, dijo Bohr.
“Iba en camino para buscar a Scamander”, dijo Alatar.
Bohr se empezó a reír a carcajadas, dijo que lo iba a torturar hasta que muriera, Alatar le explicó que necesitaba su ayuda para combatir a Galorix y acabar con los brujos. Bohr no le creyó ni una palabra, prepararon el arma para torturarlo de pronto alguien dijo: “Yo le creo”. Era el hijo de Borh, era Ghama. El rey se quedó sin palabras, Ghama le dijo que él lo iba acompañar a buscar a Scamander. Bohr no lo podía creer, pero al fin de todo dejó ir a Alatar y que lo acompañara su hijo.
Alatar ahora tenía compañía, llegaron a las colinas de Gunbad, estaba lleno de árboles muy altos, luego escucharon unos crujidos de hojas, de pronto salió disparada una flecha que casi le da a Ghama. Salieron corriendo, y siguieron disparando flechas, Alatar pensaba que habían sido emboscados por algunos cazadores, de repente saltó un elfo enfrente de los dos apuntándoles con un arco.

“Si mueven un dedo, los aniquilo”, dijo el elfo.

Los llevaron con su líder, pasaron las colinas de Gunbad caminando y llegaron a donde estaba su rey, el rey Galathil.

“¿Qué hace el hijo de Aldor y un enano en nuestras tierras?”, dijo Galathil.

“Venimos de camino, vamos en busca de Scamander el mago, su majestad”, dijo Alatar.

El rey se les quedó mirando por un instante y luego Alator les dijo que necesitaban su ayuda para derrotar a Galorix y recuperar los tres reinos. Galathil no confiaba en él, pero se dio cuenta que era la única oportunidad que les quedaba y les mandó a su general Hurinthil para protegerlos. Se fueron de las colinas de Gunbad y llegaron al bosque del Este.
El bosque estaba lleno de telarañas y arboles muy negros casi muertos, Hurinthil se disculpó por haberles apuntado con un arco, Alatar y Ghama aceptaron la disculpa y siguieron caminando. Alatar les dijo que a veces escuchaba una voz en su cabeza, Ghama le preguntó que tal vez era por el cansancio, Hurinthil le dijo que seguro era el mago Scamander tratando de decirte algo importante. Luego Alatar escuchó la voz de nuevo:

“Canta sin voz,
Vuela sin alas,
Sin dientes muerde,
Sin boca habla”.

De pronto sopló un viento muy fuerte que los sacó volando a los tres, y justo cuando cayeron, enfrente de ellos estaba Scamander. Los tres se quedaron atónitos, el mago sonrío y les dijo:

“Yo pensé que solo iba venir el heredero de Benduril”.

Scamander los levantó con su magia, y les contó que iban hacer. Les dijo:

“Galorix está en Norgoth encerrado en su castillo, pero si queremos atacarlo primero tendremos que pasar por todos los brujos que lo resguardan y he escuchado que tiene bajo su comando a un  numeroso ejército”.

Reunieron a un ejército conformado por elfos, enanos y pocos hombres para combatir a los brujos de Galorix, llegaron a Norgoth y ya los esperaba todo un ejército de magos. Empezó la batalla, los hechiceros sobrepasaban por mucho en número, de pronto llegaron gigantes de piedra para combatir a los brujos. El ejército de Alatar estaba ganando la batalla cuando de repente escuchó otra vez la voz:

 “Treinta caballos blancos
En una sierra colorada.
Primero mordisquean,
Luego machacan,
Y luego descansan”.

Alatar volteó hacia arriba y vio los dientes de un dragón a punto de morderlo, lo esquivó y le cortó la cabeza. Galorix se apareció en la batalla y combatió contra el ejército de Alatar, fue derrotado. El bien había triunfado, solo quedaba  Galorix con vida, Ghama quería matarlo, pero Alatar se lo negó y le perdonó la vida, pero el brujo no soportó la derrota y se suicido. El bien había triunfado, los hechiceros de magia negra habían sido derrotados y los tres reinos se recuperaron.
Alatar fue coronado como “el heredero de Dohlien"  por haberlos salvado, en la coronación estaban los tres reyes de los reinos.  Fue a donde estaba Scamander y le dijo:

“Gracias por todo, sin tus sabias palabras dentro de mi cabeza no hubiera sobrevivido, de verdad muchas gracias Scamander”.

Scamander no sabía de qué hablaba Alatar, de pronto se escuchó una voz entre el público presente.

“De nada, mi querido rey”.

Alatar volteó a donde escuchó la voz y era un mago.
“No puede ser, hermano estás vivo”, dijo Scamander.

Se dieron un abrazo y luego Alatar le preguntó:

“¿Quién es usted?”

“Tu padre”, respondió.

Alatar se quedó atónito, no entendía como su padre era un mago. Su padre le explicó:

“Galorix nos traicionó y huí de Norgoth, tenía que esconderme de los brujos, entonces decidí mezclarme con la raza de los hombres, fui un líder para ellos y después de recuperar las tierras de Benduril me nombraron rey, pero no podía dejar que Galorix me encontrara por eso es que siempre usaba el casco”.

Alatar se quedó sin palabras, de pronto abrazó a su padre, la gente aplaudió. Y gritaron:

“¡Larga vida a los reyes!”

 Dunedain se había salvado, los tres reinos se rescataron, los reyes hicieron las paces y el mal desapareció para siempre en las tierras de Dohlien.  Alatar nunca más volvió a robar riquezas de los demás y aprendió a ser humilde con su gente, y su padre nunca más volvió a ponerse un casco.

“Devora todas las cosas:
Aves, bestias, plantas y flores;
Roe el hierro, muerde el acero,
Y pulveriza la peña compactada;
Mata reyes, arruina ciudades
Y derriba las más altas montañas”.

La historia del heredero de Dohlien jamás será olvidada…aunque el tiempo siga su marcha.


Fin.



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